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SANTIDAD SALESIANA

SANTOS

 

BEATOS

VENERABLES


 

 San Juan Bosco

Padre y Maestro de la Juventud

Fiesta: 31 de Enero

Nació junto a Castelnuovo, en la diócesis de Turín, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. Su niñez fue dura. Una vez ordenado sacerdote, empleó todas sus energías en la educación de los jóvenes e instituyó Congregaciones destinadas a enseñarles diversos oficios y formarlos en la vida cristiana. Escribió también algunos opúsculos en defensa de la religión. Murió el año 1888 (Oficio Divino - Liturgia de las Horas según el Rito Romano, III).

San Juan Bosco, el santo de la juventud, por su gran devoción a María Auxiliadora, conseguía de ella innumerables milagros.

Fundador de los Salesianos, comunidad religiosa con rama masculina y femenina, dedicados a la educación de los jóvenes, en especial los pobres.

Gran constructor de iglesias, entre ellas la Basílica de San Juan Evangelista, la Basílica de María Auxiliadora y la Iglesia del Sagrado Corazón en Roma donde celebró su última misa.

Famoso por sus sueños proféticos, entre ellos el de la nave de Pedro, la Iglesia, que navega en tiempos de tormentas y recibe graves ataques, pero al fin encuentra refugio, capitaneada por un gran papa que la lleva a dos grandes pilares: La Eucaristía y la Virgen Santísima.

"En su vida, lo sobrenatural se hizo casi natural y lo extraordinario, ordinario." Pío XI sobre San Juan Bosco.

Oración a San Juan Bosco

Oh  Padre y Maestro de la Juventud, San Juan Bosco

que tanto trabajaste por la salvación de las almas,

sé nuestro guía en buscar el bien de la nuestra y

la salvación del prójimo.

Ayúdanos a vencer las pasiones y el respeto humano,

enséñanos a amar a Jesús Sacramentado,

a María Auxiliadora y al Papa,

y alcánzanos de Dios una santa muerte, para que podamos algún día

hallarnos juntos en el cielo.

Amén.


SANTA MARIA MAZZARELLO

Fiesta: 14 de Mayo

Nació el 9 de mayo de 1837 en Mornese, Italia. Siendo una secilla campesina, pobre e ignorante, llegó a ser la Fundadora de la que es hoy la segunda Comunidad religiosa femenina en el mundo (en cuanto a número de sus religiosas), la Comunidad de hermanas Salesianas. Fundó en su pueblo un "Oratorio" o escuela de catecismo para la niñez femenina. Ella y sus amigas les enseñaban costura y otras artes caseras, mientras iban consiguiendo que las jovencitas aprendieran muy bien la religión, observaran excelente comportamiento en casa, fueran a misa y recibieran los sacramentos. Paralelamente, San Juan Bosco utilizaba en Turín una metodología similar, pero aplicada a los varones.

     El Padre Pestarino observó que en María Mazzarello y sus amigas había gran caridad para con los necesitados y un enorme amor a Dios, además de fuertes deseos de conseguir la santidad. Entonces las reunió en una Asociación Juvenil que se llamó "De María Inmaculada". El mismo las confesaba, les daba instrucción religiosa. En el transcurso de un viaje, el Padre Pestarino se encontró con San Juan Bosco, quien en ese momento se encontaba meditando acerca de la posibilidad de ampliar sus enseñanzas también a las niñas pobres. Pestarino, le contó la obra que realizaba junto con Santa María y lo invitó a conocerla personalmente. Así, el 7 de octubre de 1864, San Juan Bosco fue por primera vez a Mornese. Don Bosco constató que aquellas muchachas que dirigía el Padre Pestarino eran excelentes candidatas para ser religiosas, y con ellas fundó la Comunidad de Hijas de María Auxiliadora, o salesianas, que hoy en día son más de 16,000 en 75 países.

     El Papa Pío Nono aprobó la nueva congregación, el 5 de agosto de 1572. María Mazzarello fue superiora general hasta el día de su muerte, el 14 de mayo de 1881. Sus tres grandes amores fueron la Eucaristía, María Auxiliadora y la juventud pobre, a la que educó y salvó.


Santo Domingo Savio


Patrono de los coros de niños, monaguillo.

Fiesta: 6 de mayo

En 1950, el mismo año en que fue canonizada la jovencita María Goretti, mártir de la castidad, tuvo lugar la beatificación de Domingo Savio, confesor, de catorce años de edad. Su canonización tuvo lugar en 1954.

Domingo entra a formar parte de la familia de Don Bosco

Domingo, que significa: "el que está consagrado al Señor", nació en Riva del Piamonte, Italia, en 1842. Era hijo de un campesino y desde niño manifestó deseos de ser sacerdote. Cuando San Juan Bosco empezó a preparar a algunos jóvenes para el sacerdocio, con objeto de que le ayudaran en su trabajo en favor de los niños abandonados de Turín, el párroco de Domingo le recomendó al chico. San Juan Bosco, en el primer encuentro que tuvieron los dos, se sintió muy impresionado por la evidente santidad de Domingo, quien ingresó en octubre de 1854 en el Oratorio de San Francisco de Sales de Turín, a los doce años de edad.

Uno de los recuerdos imborrables que dejó Domingo en el Oratorio fue el grupo que organizó en él. Se llamaba la Compañía de María Inmaculada. Sin contar los ejercicios de piedad, el grupo ayudó a Don Bosco en trabajos tan necesarios como la limpieza de los pisos y el cuidado de los niños difíciles. En 1859, cuando Don Bosco decidió fundar la Congregación de los Salesianos, organizó una reunión; entre los veintidós presentes se hallaban todos los iniciadores de la Compañía de la Inmaculada Concepción, excepto Domingo Savio, quien había volado al cielo dos años antes.

Poco después de su llegada al Oratorio, Domingo tuvo oportunidad de impedir que dos chicos se peleasen a pedradas. Presentándoles su pequeño crucifijo, les dijo: "Antes de empezar, mirad a Cristo y decid: ‘Jesucristo, que era inocente, murió perdonando a sus verdugos; yo soy un pecador y voy a ofender a Cristo tratando de vengarme deliberadamente’. Después podéis empezar arrojando vuestra primera piedra contra mí". Los dos bribonzuelos quedaron avergonzados.

Mucho bien hizo a Domingo la guía de Don Bosco

Domingo observaba escrupulosamente el reglamento; por supuesto, algunos de sus compañeros llevaban a mal que el santo quisiese que ellos observasen el reglamento en la misma forma. Le llamaban chismoso y le decían: "Corre a acusarnos con Don Bosco"; con lo cual no hacían sino mostrar cuán poco conocían al fundador del Oratorio, que no soportaba a los chismosos. Muy probablemente Santo Domingo reía de buena gana en esas ocasiones, pues era de un espíritu muy alegre, cosa que algunas veces le creó dificultades.

Si Domingo no tenía nada de chismoso, era en cambio muy hábil para contar cuentos; ello le daba gran ascendiente con sus compañeros, sobre todo con los más jóvenes.

Fue en verdad una feliz providencia de Dios que Domingo cayese bajo la dirección de un director tan experimentado como Don Bosco, pues de otro modo se habría convertido fácilmente en un pequeño fanático. Don Bosco alentaba su alegría, su estricto cumplimiento del deber de cada día y le impulsaba a participar en los juegos de los demás niños. Así, Santo Domingo podía decir con verdad: "No puedo hacer grandes cosas. Lo que quiero es hacer aun las más pequeñas para la mayor gloria de Dios."

"La religión debe ser como el aire que respiramos; no hay que cansar a los niños con demasiadas reglas y ejercicios de devoción" -solía decir Don Bosco-. Fiel a sus principios, prohibió a Domingo que hiciese mortificaciones corporales sin permiso expreso, diciéndole: "La penitencia que Dios quiere es la obediencia. Cada día se presentan mil oportunidades de sacrificarse alegremente: el calor, el frío, la enfermedad, el mal carácter de los otros. La vida de escuela constituye una mortificación suficiente para un niño".

Una noche Don Bosco encontró a Domingo temblando de frío en la cama, sin más cobertor que una sábana. "¿Te has vuelto loco? -le preguntó- Vas a coger una pulmonía." Domingo respondió: "No lo creo. Nuestro Señor no cogió ninguna pulmonía en el establo de Belén."

Don Bosco escribe la biografía de Santo Domingo Savio

La fuente más importante sobre la corta vida de Santo Domingo Savio es el relato que escribió el mismo Don Bosco. El santo se esforzó por no decir nada que no pudiese afirmar bajo juramento, particularmente por lo que se refiere a las experiencias espirituales de Domingo, tales como el conocimiento sobrenatural del estado espiritual del prójimo, de sus necesidades y del futuro.

En cierta ocasión, Domingo desapareció durante toda la mañana hasta después de la comida. Don Bosco le encontró en la iglesia, arrebatado en oración, en una postura muy poco confortable; aunque había pasado seis horas en aquel sitio, Domingo creía que aún no había terminado la primera misa de la mañana. El santo joven llamaba a esas horas de oración intensa "mis distracciones": "Siento como si el cielo se abriera sobre mi cabeza. Tengo que hacer o decir algo que haga reír a los otros."

San Juan Bosco relata que las necesidades de Inglaterra ocupaban un lugar muy especial en las oraciones de Domingo y cuenta que en "una violenta distracción", Domingo vio sobre una llanura cubierta de niebla a una multitud que avanzaba a tientas; entonces se acercó un hombre cubierto con una capa pontificia y llevando en la mano una antorcha que iluminó toda la llanura, en tanto que una voz decía: "Esta antorcha es la fe católica, que iluminará a Inglaterra." A instancias de Domingo, Don Bosco relató el incidente al Papa Pío IX, quien declaró que eso le confirmaba en su resolución de prestar especial atención a Inglaterra.

Muere el joven santo

La delicada salud de Domingo empezó a debilitarse y en 1857, fue enviado a Mondonio para cambiar de aire. Los médicos diagnosticaron que padecía de una inflamación en los pulmones y decidieron sangrarlo, según se acostumbraba en aquella época. El tratamiento no hizo más que precipitar el desenlace. Domingo recibió los últimos sacramentos y, al anochecer del 9 de marzo, rogó a su padre que recitara las oraciones por los agonizantes. Ya hacia el fin, trató de incorporarse y murmuró: "Adiós, papá ... El padre me dijo una cosa ... pero no puedo recordarla . . ." Súbitamente su rostro se transfiguró con una sonrisa de gozo, y exclamó: "¡Estoy viendo cosas maravillosas!" Esas fueron sus últimas palabras.

La causa de beatificación de Domingo se introdujo en 1914. Al principio despertó cierta oposición, por razón de la corta edad del santo. Pero el Papa Pío X consideró, por el contrario, que eso constituía un argumento en su favor y su punto de vista se impuso. Sin embargo, la beatificación no se llevó a cabo sino hasta 1950, dieciséis años después de la de Don Bosco.


San Luis Versiglia (1873 - 1930), Martir

Fiesta

 

Nace en Oliva Gessi (Pavia, Italia) el 5 de junio de 1873. Fue acogido por Don Bosco a los 12 años.
Ya sacerdote (en 1895) durante 12 años fue maestro de novicios en Genzano de Roma.
En 1906 guió la 1ª expedición misionera salesiana a China, realizando así una repetida profecía de Don Bosco. Establecida en Macao la "casa madre" salesiana, abrió la misión Shiu Chow y el 22 de abril de 1920 fue el primer Obispo.
Sabio e incansable, verdadero pastor entregado por entero a su grey, dio al Vicariado una sólida estructura con un Seminario, casas de formación, varias residencias, orfanatos, casas de ancianos.
Manifestándose más padre que hombre de autoridad daba ejemplo del trabajo y de la caridad que no manda nada sin haber medido primero las fuerzas de los hermanos.


San Calixto Caravario (1903 - 1930), Martir

Fiesta

Nace en Cuorgnè (Turín) el 18 de junio de 1803.
Al encontrarse con Monseñor Versiglia en Turín en 1921 le dijo: "Lo alcanzaré en China". Mantuvo la palabra, partiendo dos años después.
Ordenado sacerdote, siempre muy fiel a su consagración religiosa y animado por una caridad cada vez más ardiente, acompañaba a Mons. Versiglia en la visita pastoral, en el distrito de Lin Chow, junto con dos maestros, dos catequistas y una alumna cuando el 25 de febrero de 1930, en lugar aislado del río, fueron alcanzados por los piratas comunistas. Con intención de proteger a los jóvenes - que pudieron escapar - los dos misioneros fueron golpeados brutalmente y después fusilados, en odio al fe cristiana que exalta la virginidad.


Beato: Don Miguel Rúa (1837 -1910)

Fiesta: 29 de Octubre

San Juan Bosco en 1852, se encontró en la calle con unos jóvenes que le pedían alguna medalla. A cada uno le obsequió su medalla, menos a uno pálido y delgaducho, de noble mirada, al cual el santo le dijo: "A ti sólo te doy esto", al mismo tiempo el santo hacía un gesto con su mano derecha como si partiera su propio brazo izquierdo en la mitad. El joven no entendió ni se atrevió a preguntar, pero 30 años más tarde, le preguntará a Don Bosco: "¿Qué me quiso decir en mi niñez cuando me ofreció regalarme la mitad de su brazo?", y el santo le responderá: "Te quise decir que los dos obraríamos siempre ayudándonos el uno al otro y que tú serías mi mejor colaborador". San Juan Bosco una vez mas probó ser un gran profeta pues así fue en verdad.

Miguel Rúa nace en Turín el 9 de junio de 1837. Es el último de 9 hijos. Entró en el Oratorio de Valdocco en 1852.
Un día Don Bosco le dijo: "Nosotros dos haremos todo a medias". Estuvo entre los primeros a quienes Don Bosco propuso la "Sociedad Salesiana".
Durante 36 años fue su colaborador más íntimo en todas las etapas del desarrollo de la Congregación. Profesó en 1855.
Fue primer Director espiritual de la Sociedad a los 22 años (1859), sacerdote en 1860, primer Director del colegio de Miravello a los 26 años (1863-1865), Vicario de Valdocco (700 alumnos) y de la Sociedad, administrador de las "Lecturas Católicas", encargado de la formación (1869) y del personal. Director General de los Hijas de Mª Auxiliadora (1875), acompañaba a Don Bosco en sus viajes...
Por una explícita petición del Fundador, en 1884, León XIII lo destinó a suceder a Don Bosco y lo confirmó Rector Mayor en 1888.
Considerado como "regla viviente" por su austera fidelidad, Don Rua mostró una paternidad llena de delicadezas, tanto que fue definido "un soberano de la bondad".
Con el aumento de los hermanos y el desarrollo de las obras, envió a los salesianos por todo el mundo cuidando en particular las expediciones misioneras.
En los largos viajes realizado para visitar las obras salesianas en Europa y en Oriente Medio, confortaba y animaba, siempre apelando al Fundador: "Don Bosco decía... Don Bosco hacía... Don Bosco quería..."
Cuando murió, el 6 de abril de 1910, a los 73 años, la Sociedad había pasado de 773 a 4.000 salesianos, de 57 a 345 casas, de 6 a 34 Inspectorías en 33 países.
Beatificándolo, Pablo VI afirmó: "La Familia Salesiana ha tenido en Don Bosco el origen y en Don Rua la continuidad… Él ha hecho del ejemplo del santo una escuela, de su regla un espíritu, de su santidad un modelo. Ha hecho del manantial un río".
Sus restos se veneran en la cripta de la Basílica de Maria Auxiliadora. Su memoria se celebra el 29 de octubre.


Beata Laura Vicuña.

Fiesta:10 de Enero

Una Rosa de Los Andes

La hija que ofreció la vida por salvar a la madre.

Nació en Santiago de Chile, el 5 de abril de 1891 y murió en Argentina el 22 de enero de 1904, a la edad de sólo 13 años. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 3 de septiembre de 1988.

Su padre es un alto militar y jefe político de Chile. Una revolución derroca al gobierno y la familia Vicuña tiene que salir huyendo, desterrados a 500 kilómetros de la capital. Allá muere el papá y la familia queda en la miseria. Laura tiene apenas dos años cuando queda huérfana de padre.

La mamá, con sus dos hijas, Laura y Julia, emprende un larguísimo viaje de ocho meses hacia las pampas de Argentina. Allá encuentra un ganadero brutal y matón, y movida por su gran miseria, la pobre Mercedes se va a vivir con él en unión libre. El hombre se llamaba Manuel Mora.

En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes.

Allí, en clase de religión, al oír que la profesora dice que a Dios le disgustan mucho los que viven en unión libre, sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase de religión, cuando la religiosa empieza a hablar otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. La profesora cambia de tema pero consulta el caso con la hermana directora del colegio: "¿Por qué será que Laura Vicuña se asusta tanto cuando se habla del pecado que es el vivir en unión libre?". La superiora le aconseja: "Vuelva a tratar de ese tema, y si ve que la niña se asusta, cambie de tema". Así lo hace.

Laurita se ha dado cuenta de un gravísimo mal: su madre, el ser que ella más ama en el mundo, después de Dios y la Virgen, su mamá Mercedes, vive en pecado mortal y está en grave peligro de condenación eterna. ¡Es terrible!.

Y Laura hace un plan: ofrecerá su vida a Dios, con tal de que la mamá abandone a ese hombre con el cual vive en pecado. Comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Pero la niña está resuelta a salvar el alma de la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor Dios, en sacrificio para salvar el alma de la propia madre.

En el colegio es admirada por las demás alumnas como la mejor compañera, la más amable y servicial. Las superioras se quedan maravilladas de su obediencia y del enorme amor que siente por Jesús Sacramentado y por María Auxiliadora.

El día de su primera comunión ofrece su vida en sacrificio a Jesús, y al ser admitida como "Hija de María", consagra su pureza a la Sma. Virgen María.

Va a pasar vacaciones a donde vive su madre. Manuel Mora trata de irrespetarla pero ella no lo permite. Prefiere ser abofeteada y azotada brutalmente por él pero no admite ningún irrespeto a su virtud. Manuel aprende a respetarla.

En una gran inundación que invade el colegio, Laura por salvar la vida de las más pequeñas, pasa largas horas de la noche entre las friísimas aguas sacando niñas en peligro, y adquiere una dolorosa enfermedad en los riñones. Dios empieza a aceptar el sacrificio que le ofreció por salvar el alma de su mamá.

Laura empieza a palidecer y a debilitarse. Siente enorme tristeza al oír de los superiores que no la podrán aceptar como religiosa porque su madre vive en concubinato. Sigue orando por ella. Cae a cama. Dolores intensísimos. Vómitos continuos. Se retuerce del dolor. La vida de Laura se está apagando. "Señor: que yo sufre todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve".

Va a entrar en agonía. La madre se acerca. "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente". Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?

"¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".

Laura manda llamar al Padre Confesor. "Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre". Madre e hija se abrazan llorando.

Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Siente que ya nada le retiene en esta tierra. La Divina Misericordia ha triunfado en el corazón de su amadísma mamacita. Su misión en este mundo ya está cumplida. Dios la llama al Paraíso.

Recibe la unción de los enfermos y su última comunión. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a su lecho de moribunda le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!.

Lanza una última mirada a la imagen que está frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, gracias María", y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. Iba a cumplir los 13 años.

La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.

Laura Vicuña ha hecho muchos milagros a los que le piden que rece por ellos ante Nuestro Señor. Y el Papa Juan Pablo II la declaró Beata en 1988.

Señor Jesús: Tú que concediste a Laura Vicuña la gracia de ofrecer su vida por la salvación del alma de su propia madre, concédenos también a todos nosotros la gracia de obtener buenas obras, la conversión y salvación de muchos pecadores. Amén.

 


Beato Don Felipe Rinaldi

Fiesta 5 de Diciembre

Felipe Rinaldi nació en Lu, un pueblito del Monferrato. Sus padres eran agricultores. A los 5 años conoció a Don Bosco en un paseo con sus chicos. Cinco años más tarde entró al seminario de Mirabello en donde se hizo muy amigo del asistente Pablo Albera. Luego de un altercado que tuvo se retira por un tiempo de los patios salesianos – a pesar  de la insistencia de Don Bosco para que volviera. En 1874 Don Bosco fue a ver a Felipe ya con 18 años encima a su casa. Aquí vio Felipe como don Bosco hizo un milagro en presencia suya curando a una mujer que andaba con muletas. Con esto se quedó asombrado, pero no aceptó la invitación de ser salesiano. Luego comenzó a alejarse de la oración, frecuentaba a reuniones peligrosas y no asistía a Misa los domingos. En 1876 Felipe ya tiene 20 años y está a punto de contraer matrimonio. En eso llega Don Bosco  y trata de persuadirlo para que se haga salesiano. Y  así, gracias a su insistencia, por fin acepta el pedido de Don Bosco. En noviembre de 1877 Felipe Rinaldi llega al seminario de Sampierdarena a la “casa de las vocaciones tardías”. El director don Pablo Albera, su antiguo amigo. A los 21 años Felipe empieza a estudiar para ser sacerdote. El 13 de agosto de 1880 hace su profesión religiosa como salesiano. Y en 1882 es ordenado sacerdote. En 1883 es nombrado Director en Matti y de allí es trasladado a Turín.

El primer sucesor de Don Bosco- a la cabeza de la Congregación salesiana- será Don Miguel Rúa quien había estado al lado de Don Bosco 37 años. El segundo sucesor fue don Pablo Albera que había sido inspector de Francia durante 11 años, el cual había venido hasta Chile en 1921. El tercer sucesor de Don Bosco fue- sin duda- don FELIPE RINALDI  quien fue inspector de España y luego Prefecto General por 20 años.

Durante este periodo Don Rinaldi fundó las “Voluntarias de Don Bosco”. En 1917 , como Rector Mayor, se distinguió por su bondad, por el impulso que dio a las misiones salesianas, el apoyo que le dio al instituto de las Hijas de Maria Auxiliadora y a los Cooperadores salesianos. Durante su rectorado Don Bosco fue declarado Beato por el Papa Pío XI el 2 de junio de 1929. Don Rinaldi falleció el 5 de  diciembre de 1931. Por su santidad y por su ferviente apostolado fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 29 de abril de 1990.


BEATA MAGDALENA MORANO (1947 - 1908)

BEATIFICADA EL 5 DE NOVIEMBRE POR SU SANTIDAD EL PAPA JUAN PABLO II

FIESTA 15 DE NOVIEMBRE

Nacida en Chieri (Turín) el 15 de noviembre de 1847, Magdalena Catalina Morano inicia, ya desde joven, entre los pequeños del lugar, un aprendizaje pedagógico que marcará toda su vida, de un modo especial después de obtener su diploma de maestra. Rica en experiencia didáctica y catequística, a los treinta años pudo coronar su deseo de consagración que se remonta a su primera comunión. En 1879 es ya Hija de María Auxiliadora y le pide al Señor la gracia de "mantenerla en vida hasta que no haya colmado la medida de la santidad".
Destinada en 1881 a Sicilia, inicia una fecunda obra educativa entre las niñas y las jóvenes de ambientes populares. Dirigiendo siempre "una mirada hacia la tierra y
diez hacia el cielo", abre escuelas, oratorios, internados, centros diversos en todos los rincones de la isla. Nombrada superiora provincial asume también el esfuerzo formativo de las nuevas y abundantes vocaciones, atraídas por su celo y por el clima comunitario creado a su alrededor. Los obispos aprecian y estimulan su apostolado multifacético confiando a su evangélica inventiva toda la Obra catequética. Gravemente perturbada por una afección tumoral, concluye, en Catania, una vida de total coherencia, transcurrida en su intento de "no poner jamás obstáculos a la acción de la gracia, cediendo a su egoísmo personal". En esta misma ciudad, Juan Pablo II la proclamó Beata el 5 de noviembre de 1994. La celebración de su memoria litúrgica coincide con el día de su nacimiento a este mundo: el 15 de noviembre. Su cuerpo es venerado en Alí Marina (Catania).


BEATO DON JOSE KOWALSKI, Y 5 JOVENES, MARTIRES

BEATIFICADOS EL 12 DE JUNIO DE 1999

1939. En Alemania desfilan las “camisas negras”. En los micrófonos de la radio el dictador nazi Adolfo Hitler profiere un torrente de amenazas sobre el mundo. Mira con ojos rapaces al territorio polaco y proclama al mundo que ése es el “territorio clave” asignado por el destino para la expansión de la privilegiada raza germánica.

1 de septiembre de 1939. Dos mil aviones con la swástica sobre las alas bombardean Varsovia y los núcleos ferroviarios. Polonia queda prácticamente paralizada, mientras las divisiones acorazadas penetran en lo más profundo de su territorio. Comienza la segunda guerra mundial. En sólo cuatro semanas Polonia se rinde.

1940. Hitler proyecta invadir Rusia. Para llevar a cabo esta vasta operación militar, sus ejércitos necesitan poder disponer plenamente del territorio polaco. “El pueblo polaco – afirma Hitler con cinismo – es un pueblo de esclavos, cuyo destino es servir a la raza germánica. Los alemanes lucharán, los polacos les sustituirán en el trabajo en las fábricas y en las minas”.
Es el comienzo de la gran deportación del pueblo polaco. La Gestapo entra en las casas a las primeras luces del alba. Lo primero, arrestar a los intelectuales y a las personas con influencia que podrían organizar algún tipo de resistencia.

23 maggio. La vigilia de la fiesta de María Auxiliadora. La Gestapo penetra en la casa inspectorial de los salesianos de Cracovia y en el estudiantado teológico. Arrestan a once sacerdotes a un coadjutor. Entre ellos se encuentra un sacerdote de rostro sereno y de ojos claros: Don José Kowalski. Ha prestado en la congregación su humilde servicio, desarrollando el trabajo de la secretaría en el centro inspectorial. Si alguien abrigaba todavía alguna ilusión, la jornada del 27 de junio las arrebató todas. Cuatro sacerdotes salesianos de Cracovia son ajusticiados. Por esos mismos días, los otros arrestados son recluídos en el tristemente célebre campo de exterminio de Oswiecim, llamado Auschwitz por los alemanes. Encima del gran portal, un escrito fuertemente iluminado: “Arbeit macht frei”: “el trabajo os hace libres.”

El tatuaje marcado sobre el brazo izquierdo
Es sobradamente conocido que, para el funcionamiento de los “campos de esxterminio”, los jefes del nacismo no escogieron a personas normales, sino a delincuentes sacados de la cárcel, condenados por sadismo, anormalidad, delitos comunes. Son éstos, desde junio de 1941, los “superiores” de Don José y de sus infelices compañeros de penas.
En el campo, se les desnuda y se les arroja en una estancia para desinfección. Un superviviente escribe: “De improviso,el agua de las duchas cae hirviendo; pero inmediatamente después irrumpen en la estancia cuatro que, en medio de gritos y a empujones, nos agarran, bañados y desprendiendo vapor, y nos echan en una gélida estancia contigua; aquí, otros, bramando, nos echan encima no sé qué ropa y nos aplastan en la mano un par de zapatones con suela de madera; apenas tenemos tiempo de darnos cuenta de lo que está pasando y nos vemos ya fuera descalzos y desnudos, con todo el bagage en la mano, y tenemos que correr hasta otro barracón a un centenar de metros. Aquí se nos permite vestirnos. Al terminar, cada uno se ha quedado en su sitio sin atreverse a mirarse unos a otros. No hay donde mirarse, si bien nuestro aspecto lo vemos delante, reflejado en cien rostros lívidos, en cien muñecos sucios y miserables. Por primera vez nos damos cuenta que a nuestra lengua le faltan las palabras para expresar tanta ofensa, la destrucción de un hombre. Hemos tocado fondo. No existe, no se puede ni siquiera imaginar mayor degradación y miseria de la condición humana”. A esos hombres se les quitaba todo: vestidos, zapatos, cabello. Hasta el nombre. El nombre de Don José, en adelante, será 17.350. Mientras viva llevará el tatuaje sobre el brazo izquierdo con un sello de alfileres y tinta china grabado encima. Un mes antes, ha llegado a Oswiecim el Padre Maximiniano Kolbe y sobre su brazo se le ha marcado el número 16.670.

Más allá de las chimeneas humeantes, la iglesia de María Axiliadora
En Oswiecim se trabaja a un ritmo infernal. Muy temprano por la mañana resuena la palabra wstawac: alzarsi. Comienza una agitación frenética. Se salta del camastro de madera y paja y, corriendo, se viste uno y se precipita en los aseos y lavabos con furia inhumana, ya que en cinco minutos empezará la distribución de chusco gris de brot, pan. El que llega tarde no recibe nada y tendrá que aguantar así hasta medio día con un hambre de perros.
Se trabaja del alba hasta el atardecer. Se va en columnas ordenadas, con paso veloz, y se vuelve casi a paso de carrera. Resulta una farsa trágica ver esas largas filas de hombres vestidos de tiras, en columnas rígidas, volver a paso de carrera, saltando con sus zapatones duros, mientras una absurda banda compuesta por otros hombres de tiras hace sonar marchas alegres en la plaza del campo.
Abajo, más allá de los barracones, humea sin cesar la larga chimenea de los hornos crematorios. Quien claudica ante el cansancio, quien no defiende ferozmente su ración, quien se retrasa en la carrera o tambalea y cae, sabe que acabará allí. Lo echarán en un carro de minero, muerto o moribundo, poco importa. El carrito bajará resbalando sobre las huellas marcadas de otros carros hasta la embocadura del horno. El coronel Fritsch que manda en el campo les dirá riendo: “saldréis de aquí por el tubo de la chimenea”.
Pero Don José Kowalski no mira las chimeneas humeantes. Erguida, entre los vapores que se alzan por la campaña, la iglesia de María Auxiliadora, distante del campo dos quilómetros. Entre lágrimas, que no logra parar, recuerda sus años felices de vida salesiana.

Justo en esta iglesia había entrado por primera vez 19 años antes. Tenía entonces 11 años y llevaba en el bolsillo un certificado de buena conducta escrito por su párroco. Se había arrodillado a los pies de la Virgen y le había pedido por su madre a quien había dejado en casa pocas horas antes, después de haberla besado sin parar. Cinco años después había entrado, una vez más, en la misma iglesia llevando en el bolsillo otra carta: era su petición para entrar en la Congregación Salesiana. Se la venía a enseñar a la Virgen antes de presentarla.

Una voluntad fuerte y perseverante
Hizo sus votos un año después. En su diario espiritual, poco después, escribió con el entusiasmo y la decisión propios de los 18 años:” Señor, dame una voluntad fuerte, firme y perseverante. Tengo que ser santo. Sin Ti no puedo hacer nada; pero con tu amor lo puedo todo”.
Esta voluntad perseverante le vino bien algunos años después, al término de la “prueba práctica” llevada a cabo en una casa salesiana. Pasó por una grave crisis espiritual que lo llevó al punto de casi querer abandonar la congregación. La reflexión profunda de sus ideales, bajo la guía de un buen consejero espiritual, le hizo superar la crisis.

1938. Primera Misa. El inspector salesiano lo llama junto a él a desarrollar el trabajo humilde, pero muy estimado, de secretario inspectorial. Entre las cartas para archivar, las circulares a mandar y las cuentas a calcular, Don José no olvida su sacerdocio: de ello dan fe los cuadernos que contienen sus homilías, diligentemente preparadas cada semana. Y tampoco olvida que es un hijo de D. Bosco: apasionado por la música, reúne a los muchachos y crea una dinámica escolanía. Pero la segunda guerra mundial está al caer y Dios llama a la puerta.

19 cartas entre alambradas
En el campo de Oswiecim, el coronel Fritsch ha definido a los sacerdotes como “seres inútiles y parásitos de la sociedad”. Los ha reunido en un bloque especial, el número 17. Les confía los trabajos más inhumanos. Han de empujar, corriendo, cargas muy pesadas de cantos rodados, cortar árboles, desplazar troncons por terrenos accidentados.
Un testigo cuenta: “en aquel ambiente deshumanizante, D. José logró conservar su dignidad humana y hacer florecer el reino de Dios”. Se conservan como una reliquia las 19 cartas que escribió entre alambradas. Se trata de cartas que debían pasar la censura y por ello necesariamente optimistas. Pero se puede leer entre líneas la gran fuerza de espíritu de aquel sacerdote. El 12 de febrero de 1942 escribe: “Siento la fuerza de Dios a cada paso. Allí donde me encuentro, pase lo que pase, estoy en manos de la Providencia que vela sobre los pueblos y sobre cada hombre”.

Alguna cosa en la mano
2 de junio de 1942.
Ha llegado una orden del alto mando de los campos de concentración.
Sesenta sacerdotes deben abandonar Oswiecim y trasladarse a Dachau. Es otro campo de exterminio donde hay, amontonados, tres mil sacerdotes. Don José Kowalski está entre los seleccionados para el viaje. Los sesenta sacerdotes han sido apretujados en un baño para la desinfección antes de partir. Lo que allí sucede la ha contado, bajo juramento, D. Conrado Szweda: “Estábamos juntos en el baño a la espera del turno para la desinfección. Entra Palitsch el más despiadado carnicero de Oswiecim. Se da cuenta de que Don Kowalski tiene algo en la mano: ¿qué tienes ahí? – le pregunta de mala manera. Y sin esperar respuesta le sacude la mano con la fusta, cayéndole al suelo un rosario. Aplástalo – le grita. D. Kowalski permanece inmóvil. Al instante lo separan del grupo y lo llevan a la compañía de disciplina. Ya no partirá jamás a Dachau. Lo turturarán y morirá en su Oswiecim. La crueldad de la compañía de disciplina es francamente feroz. Se paga por todo y a un precio altísimo. El más mínimo retraso o inadvertencia se castiga con la fusta, a puñetazos o a puntapiés.

11 de junio.
Algunos prisioneros intentan fugarse y fracasan. El castigo de los fugitivos no basta. Trescientos prisioneros son llevados, como lección, al crematorio. Entre ellos D. José Kowalski. Le atan las manos con alambre de espinas . Pero aún no ha llegado su hora. Sin motivo aparente, lo separan de los condenados a muerte, con otros diez, y lo destinan a trabajos forzados.

La oración de los desesperados
Los “forzados” forman una compañía de desesperados. No hay esperanza para ellos y hasta los torturadores los tratan como cosas. El profesor José Kret, testigo de aquellos días de crueldad, cuenta: “Exhaustos por el hambre, por el trabajo y las torturas, los prisioneros morían uno tras otro. El lagherführer Sipp, un día, se puso a burlarse delante de D. José y señalándole a sus compañeros de sufrimiento dijo: Las almas se te escapan, cura! Y sin tu pasaporte no serán aceptadas allá arriba. Súbete a esas pipas y da tu última bendicion a las ovejitas como viático para el cielo! Había en aquel lugar del campo una pipa estropeada. D. José tomó aquellas palabras en serio. Subió, se puso de rodillas y, hecha la señal de la cruz, inició el Padre Nuestro con voz fuerte y serena. Alguno de sus compañeros lo miró atónito y se unió a la oración. Después D. José murmuró: “Y ahora roguemos por los agonizantes y perseguidos”. Y entonó la Salve Regina. La sirena del mediodía interrumpió la plegaria.

4 luglio 1942.
El profesor Sigismundo Kolankowski cuenta: “Cada día, los jefes del campo escogían algunos prisioneros de la compañía de disciplina. Los turturaban y los mataban, después, en el patio.
Aquel día, después del recuento de la tarde, los prisioneros estaban ya extendidos en sus lechos de paja. El Kapo Mitas gritó de improviso: “Que salga D. José Kowalski”. Al pasar por mi lado, me dio su chusco de pan susurrando: “Tómalo, Sigismundo, que yo ya no lo necesitaré”. Después dijo en voz alta a todos: “Rogad por mí y por mis perseguidores”. No le he visto nunca más. Y tampoco he visto su cuerpo. Después de torturarlo, como aún estaba vivo, lo echaron en una cloaca y lo ahogaron. Tenía 31 años


BEATO EDUARDO KLINIK, MARTIR

Eduardo Klinik fue el segundo de tres hijos. El padre, mecánico. Terminó el bachillerato en nuestra casa de Oswiecim y en Poznan superó el examen de madurez. Durante la ocupación trabajó en una empresa de construcción. Su hermana, Sor María, profesora de les Hermanas Ursulinas de Jesús Agonizante, testifica: "Cuando Eduardo frecuentó el Oratorio, su vida religiosa mejoró muchisimo. Empezó a participar en la misa como monaguillo. De esta vida oratoriana participó también su hermano menor. Era más bien tranquilo, tímido; pero desde su entrada en el oratorio se volvió mucho más movido. Estudiante metódico, responsable". En el grupo de los cinco destacaba por su compromiso en todo tipo de actividades, dando la impresión de ser el más serio y exigente. Bajo la guía de sus maestros salesianos, su vida espiritual se consolidaba cada vez más, poniendo en el centro el culto a la Eucaristía junto con una entrañable devoción mariana y un vivo entusiamo por los ideales de Don Bosco.


BEATO FRANCISZEK KESY, MARTIR

Francisco Kesi, en cambio, nació en Berlín a donde se habían trasladado sus padres por motivos de trabajo. Su padre era carpintero. Más tarde, se trasladó a Poznan donde trabajó en una central eléctrica de dicha ciudad. Francisco tenía la intención de entrar al noviciado salesiano. Durante la ocupación, al no poder continuar sus estudios, encontró un empleo en un centro industrial. El tiempo libre lo pasaba en el Oratorio donde, en estrecha comunicación de ideales con los otros cuatro, animaba los grupos y las actividades juveniles. Fue el tercero de cinco hijos de una familia pobre. Se recuerda de él que era sensible y frágil y que, frecuentemente, caía enfermo; pero, al mismo tiempo, era alegre, tranquilo, simpático, amaba a los animales, siempre dispuesto a ayudar a todos. Cada mañana iba a la iglesia y recibía la comunión casi a diario; por la tarde recitaba el rosario.


BEATO JAROGNIEW WOJCIECHOWSKI, MARTIR

Jarogniew Wojciechowski era de Poznan. Su padre tenía una tienda de cosméticos. La vida de la familia se vio marcada largo tiempo por situaciones traumáticas debido al alcoholismo del padre, que acabó por abandonar la familia. Jarogniew debió cambiar de escuela y quedó bajo la tutela de su hermana mayor. En esta situación encontró apoyo en el oratorio salesiano en cuyas actividades participaba con entusiasmo. Testimonios suyos dicen de él que hacía de monaguillo en los salesianos y que participaba en las excursiones y colonias, acompañaba cantos religiosos al piano, participaba en la vida religiosa de la familia, que recibía la comunión a diario y que, al igual que los otros compañeros del grupo, se distinguía por su espíritu de fraternidad, de buen humor y en su compromiso en las actividades, en sus deberes y en el buen ejemplo. Destacaba entre los otros por su aspecto más reflexivo, tendía a ir al fondo de las cosas, miraba de entender los acontecimientos, sin caer por ello en la tristeza; era un auténtico dirigente en el mejor sentido de la palabra.


BEATO CZESLAW JOZWIAK, MARTIR

Czeslaw Jozwiak estuvo ligado al oratorio salesiano de Poznan desde su infancia. Tenía diez años cuando puso allí el pie por primera vez. Su padre era funcionario de la policía judicial. Frecuentaba el bachillerato "San Juan Kanty" y era, al mismo tiempo, animador de un círculo juvenil en el oratorio. All declararse la guerra, se puso a trabajar en una tienda de cosméticos, dada la imposibilidad de continuar la escuela. Decían de él que era algo violento de naturaleza, de gran espontaneidad y lleno de energía; pero también dueño de sí mismo, constante, siempre pronto al sacrificio y coherente. Guiado por el director don Agustín Piechura, se le notaba su aspiración consciente a la perfección cristiana y al progreso en la misma. Gozaba de una indiscutible autoridad ante los más jóvenes. Narra un compañero suyo de cárcel: "Tenía un carácter amable y un gran corazón, su alma era como de cristal...cuando se abrió a mí comprendí que su corazón estaba libre de todo pecado y de cualquier malicia...me confió un pensamiento que lo preocupaba: de jamás verse manchado de cualquier tipo de impureza".


 BEATO EDWARD KAZMIERSKI, MARTIR

Edward Kazmierski, nacido en Poznan, provenía de una familia pobre. Su padre era zapatero. Una vez terminada la escuela elemental tuvo que trabajar en una tienda y después hizo de mecánico. Muy pronto se inscribió en el oratorio salesiano y fue, en este ambiente, donde desarrolló sus poco comunes dotes musicales. Se decía de él: la religiosidad auténtica que recibió de su familia lo llevó muy pronto, bajo la guía de los salesianos, a la madurez cristiana. El tiempo libre después del trabajo lo pasaba en el ambiente del oratorio y crecía su devoción eucarística y mariana. A los 15 años tomó parte en la peregrinación a Czestokowa haciendo a pie una distancia de más de 500 km. Fue presidente del Círculo San Juan Bosco y se entusismó con el ideal salesiano. Repleto de fuerzas, constante en las decisiones, coherente, le gustaba cantar en la iglesia, en el coro y solo. A sus 15 años ya compuso algunas piezas musicales. Se caracterizaba por su sobriedad, prudencia, amabilidad. En la cárcel mostró un gran amor por sus compañeros. Ayudaba con placer a los ancianos y se vio libre de cualquier sentimiento de odio hacia sus perseguidores.


BEATO DON JOSE CALASANZ, MARTIR

Los mártires de Barcelona y Valencia han sido beatificados el 11 de marzo de 2001

España, 1936-1939

Entre 1936 y 1939, España se vio sacudida por una dramática y sangrienta guerra civil: un conflicto cargado de fuertes antagonismos ideológicos, que se transformó en un combate entre democracia y fascismo, entre republicanos y rebeldes acaudillados por el General Franco. También la Iglesia sufrió las consecuencias siendo víctima de una violenta persecución, sobre todo, de parte de las fuerzas anárquicas y milicianas. Miles de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos fueron masacrados por el mero hecho de ser cristianos. Entre ellos, también numerosos miembros de la Familia Salesiana: 39 Sacerdotes, 22 Clérigos, 24 Coadjutores, 2 Hijas de María Auxiliadora, 4 Cooperadores Salesianos, 3 Aspirantes Salesianos y 1 Colaborador laico; 95 en total. Se introdujeron tres causas distintas, reducidas a dos más tarde: El grupo de Valencia – 32 mártires – con don José Calasanz a la cabeza, y dos grupos de Sevilla y Madrid: 63 mártires – presididos por don Enrique Sáiz Aparicio. El primer grupo fue beatificado ya el 11 de marzo de 2001 junto con otros mártires de la diócesis de Valencia, mientras que el segundo está a la espera del examen de la “Positio”.

Don José Calasanz (1872-1936) nació en Azanuy (Provincia de Huesca). En 1886 conoció en Sarrià a Don Bosco, cansado y enfermo. Se hizo salesiano en 1890, y sacerdote cinco años más tarde. Fue secretario de don Rinaldi y después superior de la Inspectoría de Perú-Bolivia. De regreso en España, fue Inspector de la Tarraconense (Barcelona – Valencia). Hombre de gran corazón y trabajador empedernido, desde siempre su preocupación constante fue la salvación de sus hermanos. Fue hecho prisionero junto con otros salesianos mientras predicaba en Valencia los Ejercicios Espirituales. Murió en un viaje, de un tiro de fusil en la cabeza.


Sacerdotes: José Batalla Parramón (1873-1936). José Bonet Nadal (1875-1936). Jaime Bonet Nadal (1884-1936). Antonio María Martín Hernández (1885-1936). Sergio Cid Pazo (1886-1936). Juan Martorell Soria (1889-1936). Julio Junyer Padern (1892-1938). Recaredo de los Ríos Fabregat (1893-1936). Francisco Bandrés Sánchez (1896-1936). Julián Rodríguez Sánchez (1896-1936). José Otín Aquilué (1901-1938). José Castell Camps (1901-1936). José Giménez López (1904-1936). Alvaro Sanjuán Canet (1908-1936). José Caselles Moncho (1907-1936). Coadjutores: José Rabasa Bentanachs (1862-1936). Angel Ramos Velázquez (1876-1936). Gil Rodicio Rodicio (1888-1936). Jaime Buch Canals (1889-1936). Augusto García Calvo (1905-1936). Eliseo García García (1907-1936). Jaime Ortiz Alzueta (1913-1936). Clérigos: Miguel Domingo Cendra (1909-1936). Félix Vivet Trabal (1911-1936). Pedro Mesonero Rodríguez (1912-1936). Felipe Hernández Martínez (1913-1936). Zacarías Abadía Buesa (1913-1936). Javier Bordas Piferrer (1914-1936). Colaborador laico: Alexandre Planas Saurí (1878-1936). Hijas de María Auxiliadora: María Carmen Moreno Benítez (1885-1936), vicaria inspectorial, fue directora y confidente de la Beata Sor Eusebia Palomino quien profetizó su martirio. María Amparo Carbonell Muñoz (1893-1936).

 


BEATO ARTEMIDE ZATTI (1880 - 1951)

Beatificado el 14 de Abril de 2002

Artemide Zatti nace en Boretto (Regio Emilia, Italia) el 12 de octubre de 1880. No tardó en experimentar la dureza del sacrificio, tanto que a los 9 años ya se ganaba la jornada como peón. La familia, obligada por la pobreza, emigró a Argentina a principio de 1897 para establecerse en Bahía Blanca. Aquí Artemide comienza a frecuentar la parroquia dirigida por los salesianos, adquiriendo confianza con el párroco P. Carlos Cavalli.
Aconsejado de hacerse salesiano es aceptado como aspirante por Mons. Cagliero y, con 20 años, entró en la casa de Bernal. Le fue confiado, entre otros, el encargo de asistir a un joven sacerdote tuberculoso.
Artemide contrajo también la enfermedad. Fue enviado al hospital de San José. Aquí fue particularmente seguido por el sacerdote y médico empírico, P. Evaristo Garrone.
Junto a él, pide y obtiene de Mª Auxiliadora la gracia de la curación con la promesa, por su parte, de dedicar toda su vida al cuidado de los enfermos.
Se curó y mantuvo su promesa. En principio comienza a ocuparse de la farmacia anexa al hospital. Muerto el P. Garrone tuvo la total responsabilidad del hospital, que llega a ser el campo de su santidad.
Tuvo una entrega absoluta a sus enfermos. Hay quien describe así su jornada: "A las 4.30 levantarse. Meditación y Santa Misa. Visita a todos los pabellones. Después, en bicicleta, visita a los enfermos esparcidos por la ciudad.
Después de la comida entusiasta partida de bolos con los convalecientes. Desde las 14 a las 18 horas nueva visita a los enfermos internos y externos del hospital. Hasta las 20 horas trabajaba en farmacia. Otra visita a los pabellones.
Hasta las 23 estudio y lecturas ascéticas. Luego descanso en permanente disponibilidad a cualquier llamada".
En 1913 fue animador de la construcción del nuevo hospital que, a pesar suyo, fue derribado en 1841 para dar lugar a la sede episcopal de la naciente diócesis de Viedma.
En 1950, se cae de una escalera y es obligado al reposo. Después de unos meses se manifestaron los síntomas de un cáncer. Murió el 15 de marzo de 1951.
Sus restos reposan ahora en la capilla de los Salesianos en Viedma. Juan Pablo II lo beatificó el 14 de abril del 2002 en Roma.

 


BEATA SOR MARIA ROMERO MENESES (1902-1977)

Beatificada el 14-4-2002

Nació en Granada, Nicaragua, el 13 de enero de 1902. Su padre era ministro del gobierno republicano y hombre muy rico. Era también muy generoso con los desheredados. Esto hizo que le engañaran, de manera que su situación económica estuvo siempre comprometida. María tenía un carácter como el de su padre. Su familia esperaba mucho de ella: estudió música, piano y violín. Pero ella escogió el camino religioso. Le parecia que el carisma de Don Bosco hubiera sido creado para sus santas aspiraciones.
Hechos los votos perpetuos, fue enviada a San José de Costa Rica, que se convirtió en su segunda patria. Fue destinada a enseñar en un colegio de jóvenes acomodadas, si bien ella prefería sobre todo “niños pobres y abandonados”, como D. Bosco. Habiendo conquistado a los de la ciudad anduvo por montes y valles a “salvar almas”! Imitando a D. Bosco, formó a las discípulas para la Obra de los Oratorios, escogiéndolas entre las mejores de sus alumnas. Las llamaba “las misioneritas”, que hicieron auténticos milagros, y no sólo en sentido figurado. Incluso cuando se vio forzada a dejar la enseñanza, no dejó jamás, hasta el último suspiro, de enseñar el catecismo a pequeños y grandes.
Entorno a ella surgieron “obras sociales” que dejaron estupefacto al mismo gobierno. Consiguió crear un pueblo para los más pobres de todos ofreciendo a cada familia, arrancada de bajo los puentes, una casita en propiedad. Propagó por doquier la devoción a María Auxiliadora. Le levantó una iglesia en el centro de San José , que es faro y salvación para innumerables almas. En realidad, hizo cosas maravillosas gracias a su fe y a la colaboración de personas acomodadas que supo conquistar a la causa, influidas por la devoción a la Virgen. Esta hermana, en su enorme actividad, se mostraba también eminentemente mística, en íntima unión con Dios. Se han publicado ya algunos volúmenes de sus “Escritos espirituales”. Murió de un infarto el 7 de julio de 1977. El Gobierno de Costa Rica la declaró ciudadana de honor de la nación. Su cuerpo se venera en San José de Costa Rica, junto a la gran obra fundada por ella misma como “Casa de la Virgen y “Obra social”.


BEATO DON LUIS VARIARA (1875 - 1932)

Beatificado el 14 de april 2002

Luis Variara nace en 15 de enero de 1875, en Viarigi (Asti, Italia).
En 1856 Don Bosco había ido a predicar una misión. El padre confió su hijo a Don Bosco llevándolo a Valdocco el 1 de octubre de 1887.
El santo moriría 4 meses después. Pero el conocimiento que Luis tuvo fue suficiente y lo marcó para toda su vida. Pidió ser salesiano y entró en el noviciado el 17 de agosto de 1891. Variara hizo sus estudios de Filosofía en Valsalice, donde conoció a Don Andrea Baltrami.
Por allí, en 1894, pasó Don Unia, el celebre misionero que había comenzado desde hacía poco a trabajar en Colombia entre los leprosos de Agua de Dios. "Cuál no sería mi estupor y mi alegría - cuenta él mismo Variara - cuando, entre los 188 compañeros que tenían la misma aspiración, fijando la mirada sobre mí dijo: Este es mío".
El joven Variara llegó a Agua de Dios el 6 de agosto de 1894. El leprosario comprendía 2000 habitantes de los cuales 800 eran leprosos.
Se sumergió totalmente en su misión. Comenzó organizando una banda musical. La inauguración se hizo en presencia del Presidente de la República que vio, conmovido, "la ciudad del dolor" animarse por primera vez por un inesperado clima de fiesta.
En 1898 fue ordenado sacerdote. Se reveló muy pronto un óptimo director de espíritu.
Había surgido en Agua de Dios, junto a las Religiosas de la Providencia, la Asociación de las Hijas de María, un grupo de 200 jóvenes. El era el confesor. No tardó en individuar en el grupo algunas llamadas a la vida religiosa.
¡Un sueño irrealizable! Ninguna Congregación habría aceptado una hija de leprosos y tanto menos una enferma de lepra.
De esta real imposibilidad nace el audaz proyecto -cosa única en la Iglesia- de un Instituto que permita aceptar también a las enfermas de lepra. Hoy la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María cuenta con 600 religiosas.
Se sentía cada vez más entusiasta de su misión. Un día pareció que también él estuviera enfermo de lepra. Al saberlo, se limitó a decir: "Todo viene de Dios y todo vuelve a Dios ".
Murió lejos de sus amados enfermos, como la obediencia había querido. Ahora reposa en Agua de Dios en la capilla de sus Hijas
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